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miércoles, 12 de septiembre de 2012

inyección

Agosto 2012

Las cosas exactas coinciden al milímetro… plásticos que se producen con  una exactitud que se revisa sin cesar.  La equivocación de una centésima retrasa el trabajo de semanas, meses. Por inyección y por expulsión- o al fin por cierre- la máquina,  da forma a los moldes que están estudiados en su  justa tridimensión .  Demasiado material o justo lo contrario-alguna cavidad o hueco, que no se deja rellenar, eso ocurre también en la vida- que  ralentiza todo el proceso de trabajo que en una empresa  y  puede retrasar meses y meses la producción  de esa pieza. Una parte con la otra, chocan precipitadamente, en un alborotado segundo, colisionan  en un sutil sonido que  sorprendente, la unión temible y hermosa, choca,  la pureza de la exactitud  que impacta, toca, clava, como el beso universal- como el de  Gustav Klimt, con sus dorados luminosos que encierran el silencio de toda una civilización que ama.  Se unen las partes de acero y las formas  del plástico aun caliente, quedan escondidas, los moldes atrapados, y una y otra vez, que se escupen, arrojan, se lanzan  elegantemente y se multiplican, iguales, exactos, fieles a una velocidad inimaginable. Ignoramos lo que hace que  mueva  el mundo…  a nuestro alrededor, esos ínfimos fragmentos, mínimas pinceladas, desconocemos esos detalles de menor importancia que hacen que todo funcione. Estamos llenos, de esas piezas, las utilizamos a diario, y ignoramos donde están. Sabemos porque las falanges de nuestros dedos funcionan, pero no escuchamos el ruido de nuestro corazón corazón…Somos un sinfín de fragmentos, y tenemos limitación para observar el todo. Al fin , somos solo humanos.




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