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viernes, 11 de octubre de 2013



Octubre 2013
El ojo de plástico


La plasticidad del  pliegue, está  por todas partes. En la caras de la gente, en la elasticidad de su piel, en las articulaciones de sus brazos, piernas, manos, o  pies… y en mi párpado. En él, el pliegue es cada vez más profundo, y su forma ovalada se convierte con la edad en una línea descendente manteniendo su curva menos sinuosa. Esa membrana, ese blando trozo de piel con sus pestañas protege mi lóbulo ocular para que se resista a los pliegues que lo circundan y envuelven. Ya hay menos lágrimas de peleas absurdas de hermanas, ni siquiera tengo legañas por la mañana, como de niña, en la que los ojos quedaban pegados, ya no hay tantos líquidos, ni grasas…ni exageraciones de mundos idílicos. Hoy mi vida es la pura realidad. Hoy si voy a Paris o  Rusia o Tailandia, lo vivo y vuelvo…antes de joven Paris era tres veces más grande y si lo recordaba lo amplificaba en toda su extensión arquitectónica o idiomática. Hoy voy y vuelvo, sin más. Es una mirada de unos ojos más reales que no realzan la belleza, porque no es necesario.
Hace años compré unos ojos de plástico, que hoy yacen aun sin haber hecho uso en alguna obra, pues nunca supe donde colocarlos. Nada era lo bastante grande como para inyectar esa pelota que mira, nada mío merecía tanto orden geométrico. Nada podía crear que mereciera los múltiples estímulos que quisiera ver yo por esos ojos, una realidad exterior en la que todo es conocimiento…texturas, formas, colores, olores, que como un gato con su lengua, limpia. Limpia hacia arriba,  arrastrando  todo lo que conlleva.
 La vibración que produce un ojo cuando mira crea en el ser humano que lo observa un sin fin de emociones incluso si es de plástico…es el recuerdo de todos los ojos en uno, o es el milagro de uno en todos, es mucho más que una retina y un nervio óptico, que un montón de vasos sanguíneos, coroides, y fóreas, que unos líquidos envueltos en materia, que aún así cuántica ni existe. Es mucho más que un reflejo pupilar, mucho más que una contracción de la pupila, del motor que hace la foto millones de veces al día, en un automatismo inconsciente.  La percepción visual es la capacidad de interpretar la información y el entorno de los efectos de la luz, que llega al ojo.
Hoy,  ya sé donde pondré esos ojos…seguramente los dejaré en el mismo lugar…El lóbulo que como el mío, se mantiene terso y suave seguramente hasta la muerte, es el único bulto prominente que no se afloja ni decae, ni es atrapado por la gravedad que hace caer los cuerpos . A pesar de que sería muy poético, tropezar con unos ojos, que yacen en el suelo esperando mirar y mirarse en otros, buscando la ternura y la complicidad.






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